Mercedes de Jesús Molina fue proclamada Beata por San Juan Pablo II durante su visita pastoral a Ecuador, específicamente en Guayaquil, el 1 de febrero de 1985. En ese significativo evento, el Santo Padre estableció su memoria litúrgica el 12 de junio. Posteriormente, la Conferencia Episcopal de Ecuador, durante la 137 Asamblea Plenaria de los Obispos celebrada el 24 de abril de 2015, declaró a la beata Mercedes de Jesús Molina como la materna patrona de los misioneros ecuatorianos «ad gentes».
Acción misionera
Mercedes experimentó las desoladoras consecuencias de la guerra entre las tribus de Méndez y Gualaquiza, enfrentándose junto a los Shuar a la devastadora plaga de la viruela que diezmó a la población. Demostró su dedicación al establecer un improvisado hospital en forma de tienda, donde cuidó con dulzura y ternura a los enfermos. Permaneció junto a los pacientes a lo largo de toda la epidemia, brindándoles aliento con palabras amables, curándolos con sus habilidades prácticas y manifestando un amor profundo desde lo más íntimo de su corazón.
Si no amo a Dios ¿a quién he de amar?